
Trazar en mis sueños tu contorno,
que se exhibe ante mí sin que un adorno
profanador tu desnudez resguarde.
Botón por botón caían los misterios del profundo oráculo.
La cotidianeidad de los sueños perdidos.
Un dolor incoloro se afirma entre mis lágrimas,
ya no es más ese monstruo que me tragaba adentro. Es cierto que amé a un hombre
pero hoy sus huellas ya no existen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario